sábado, 11 de febrero de 2012

El CAMINANTE en el SENDERO del SILENCIO




 La palabra "caminante" implica la actividad natural en la progresión del alma del ser humano: todo aquel que pase fácilmente por el "camino" deberá alinearse totalmente con Dios. 
   En la antigua Grecia, teníamos muchos caminos reales, hermosos, delineados con bellos árboles, flores y arbustos; y el viajero transitaba por un "camino agradable" en su viaje. Prefiero considerar el Sendero hacia Dios de la misma manera, en vez del camino angosto y riguroso de la dificultad y la abnegación. El CAMINO DEL SILENCIO es el Camino de la Paz, ya que en el Silencio es imposible incitar a otros a enojarse, ni descargar impedimentos innecesarios para su propio progreso. En el Silencio no se pueden establecer causas que reverberarán más adelante como efectos destructivos adicionales sobre el camino. El aliento de Dios está demasiado lleno de poder como para que tan a la ligera lo utilice el humano ignorante y no-entrenado; y se evitaría mucha confusión externa si el Aliento fuera conservado dentro del cuerpo hasta poder ser exhalado en aras de logros.
¡Cada palabra pronunciada establece una frecuencia vibratoria en todos los cuerpos internos, así como también en cada órgano y célula de la estructura atómica! Estas frecuencias vibratorias se distribuyen por el Universo, e impregnan cada roca, árbol y piedra, convirtiéndose en parte del proceso desintegrador usual en la naturaleza. Apartarse de esta responsabilidad kármica desconecta al principiante de mucha agonía, aquieta el espíritu interno; y, con el tiempo, permite que el individuo escuche la Verdad de Vida que está igualmente vibrando constantemente a través del mundo humano —invisible, no sentida, no escuchada— ¡excepto por los pocos elegidos que son lo suficientemente sabios como para escuchar!
Amado Maestro Ascendido Kuthumi.

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