lunes, 12 de agosto de 2019

LA HISTORIA DE “GUIRNALDA DE DEDOS”

Un ejemplo de Precipitación por el Amado Lord Gautama Buddha (tal cual se copiara de la Revista Hope de “El Puente a la Libertad” de 1956):

"Una de las muchas historias verdaderas y conmovedoras que se cuentan acerca de nuestro amado Buddha concierne a Su experiencia con “Guirnalda de Dedos”, llamado así debido a que éste usaba alrededor del cuello un collar de dedos que le quitaba a cada uno de sus desafortunadas víctimas. “Guirnalda de Dedos” era el jefe de una banda de ladrones que vivía en una enorme cueva en las colinas fuera de la ciudad donde moraban Buddha y Sus discípulos. “Guirnalda de Dedos” era temido por todo aquel que lo conocía.

Un día, durante una introspección de sí mismo, el Amado Buddha dijo: “Me gustaría auto-probarme cuánto Amor Divino soy capaz de estimular, y cuán eficazmente puedo hacerlo trabajar para armonizar la vida que contacte. Debo probar la fuerza de Mi Amor. ¿Cómo puedo hacer esto de la mejor manera?



Poco después, vieron al Amado Buddha salir solo de su humilde morada, encaminándose hacia la cueva de “Guirnalda de Dedos” y su banda. Cuando llegó a la cueva, ésta estaba vacía ya que los maleantes estaban fuera en una de sus correrías. Adentrándose lo más que pudo en la cueva, Buddha se sentó en el suelo y empezó a contemplar a Dios y Su Todopoderoso Amor Divino que controla todo armoniosamente. Hora tras hora pasaron, y Buddha vertía continuamente dentro de esa cueva la Luz Dorada desde la Llama de Su Corazón, calificándola con el sentimiento de Amor Divino que atraía desde la Deidad. Este sentimiento comenzó a saturar la atmósfera de la cueva, y en las horas que siguieron se convirtió en una protección invencible alrededor de Su forma física.

Finalmente, justo antes de oscurecer, “Guirnalda de Dedos” y su banda regresaron a su hogar en la cueva, y encontraron a este individuo allí dentro (sin saber quién era). Naturalmente, le ordenaron que se fuera. Gritos tales como “tiren al viejo tonto afuera”, “vamos a deshacernos de él”, etc., llenaban la cueva. Cuando dejaron de hablar por un momento, Buddha dejo muy calmadamente: “Hermanos, si sólo me permitieran sentarme aquí por un rato, les prometo que no les causaré molestias. De seguro no les molestará que ocupe un espacio tan pequeño. Hallaré mi propia comida y bebida”.

Aunque los bandidos no estaban conscientes de lo que estaba pasando, no podían resistirse a la presión del Amor Divino que Buddha estaba descargando y así, después de un buen rato de discutir los pro y los contra, decidieron dejar que se quedara, ignorando su presencia de allí en adelante lo más que podían.

El primer día o poco más o menos, los bandidos se sintieron auto-conscientes e incómodos en su presencia. A medida que pasaban los días, se olvidaron completamente de él por estar interesados en la planificación de sus crímenes, justamente en el aura de Buddha – por así decirlo. Durante el tiempo de esta “prueba” auto-impuesta, nunca pasó una palabra por los labios del Amado Buddha, excepto las palabras que les había dicho a los hombres el día de su llegada. Así se quedó por casi dos semanas.

En ese tiempo, la esposa del Emperador se enfermó mucho y el primer pensamiento del Emperador fue el de hacer que Buddha viniera y la sanara. Cuando el mensajero del Emperador llegó a la humilde morada de Buddha y Sus discípulos, le dijeron que Buddha se había ido a habitar por un tiempo a la cueva de “Guirnalda de Dedos”. El mensajero se fue a la cueva y se encontró en la entrada a uno de los bandidos. Anunciándose como mensajero del Emperador, dijo que tenía un mensaje para Buddha de parte del Emperador, aduciendo que le habían dicho que allí se encontraba. Este fue el primer indicio que tuvieron los bandidos de la identidad del “intruso” (como lo consideraban) y se sorprendieron. Sin embargo, le dieron el mensaje a “Guirnalda de Dedos”, y él personalmente se lo presentó a Buddha. Después de leerlo, Buddha se lo devolvió a “Guirnalda de Dedos” diciéndole: “Ve tú y sánala”.

“Guirnalda de Dedos se rió abiertamente de esta idea diciendo, “¿Yo?” “¡Yo no sano; yo los mato!”. 
El Amado Buddha dijo: “La misma energía hace ambas cosas. Ve, que yo te ayudaré”.

Incapaz de resistirse a la radiación y bendición celestial de Buddha, “Guirnalda de Dedos” fue, y al momento que entró a la habitación, la esposa del Emperador se levantó de su cama completamente sanada. “Guirnalda de Dedos” y toda su banda se convirtieron en discípulos de ese gran Ser quien, sin arma alguna, pero con el infalible Amor de Dios, se ganó la confianza y la lealtad de estos hombres previamente mal guiados.

¿Cuán grande es la fuerza y el poder del Amor de Dios a través de ti y a través de mí?"

Seguidores

Archivo del blog