domingo, 4 de septiembre de 2011

        Despedida, al venir a la encarnación
               EPISODIO DEL MUCHACHO MORIBUNDO



"Una de las despedidas más tristes (con creces más que cuando ustedes dejan la Tierra) tiene lugar cuando el alma es amortajada, atadas las alas brillantes, opacada la Luz flamígera en los ojos, y el beso del Maestro es puesto sobre la frente - ¡y luego, bajando al olvido, desciende la esperanza del hombre!¡Oh, jamás olvidaré ese día!¡Recordaré esa noche, cuando por primera vez esos mismos ojos se abrieron en un pequeño e insignificante establo, y todavía no podía enfocar el mundo al que vino a salvar!"
Amado Lord Maitreya. "El amor sigue siendo el camino". 


  EPISODIO DEL MUCHACHO MORIBUNDO
Este episodio, como algunos otros, es difícil de comprender. Cuando uno se encuentra con un asunto que es difícil de asimilar y digerir, en vez de decirse a sí mismo, “oh, esto es imposible”, delibera un momento en las palabras de las Escrituras: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.» [Proverbios 23:7]La deliberación es buena. La contemplación es buena también. Ayuno y oración con deliberación es aún mejor, siempre y cuando se haga correctamente. Jesús se retiraba con frecuencia a las montañas para ayunar y rezar con el Padre en secreto, y fue recompensado en público. Reflexiona en esto.
El muchacho de quien hablamos era joven. Si recordamos correctamente su edad, era dieciocho o alrededores. Tenía la edad a su favor. La juventud es animosa.
El mensaje que recibimos, sin embargo, fue que él se había rendido y que sólo la muerte podía liberarlo de sus sufrimientos.
Fui convocado al lado de su cama por sus apesadumbrados y afligidos familiares. Ellos habían perdido a otro muchacho hacía poco. Sus alegatos hacia mí eran dolorosos. Yo pedí a todo el mundo que salieran de la habitación. Lo hicieron pero dejaron la puerta entreabierta.Yo la cerré. La naturaleza humana es tal que si su vida dependiera de que la puerta permaneciera cerrada, al moribundo muchacho se le cortaría su cordón plateado, y su ser sería liberado. Afortunadamente, sin embargo, tal no era el caso como pronto averiguamos.
Inicié mi Llamado al Padre para que me envolviera y me protegiera, y para que velara porque yo no fuera a invocar equivocadamente. Comencé entonces mi Llamado como lo hiciera Jesús ante la tumba de Lázaro, terminando con
«Y ahora, oh Magna Presencia de Vida, mira dentro del corazón de este muchacho, lee el registro allí y si él tiene que ser tomado, entonces procura que se haga sin dolor ni angustia. Alivia el dolor en los corazones de sus familiares, reemplazándolo con Tu Amor y Paz. Si, por el contrario, Gran Presencia Maestra, este muchacho puede ser restaurado al corazón de su hogar en perfecta salud y paz, ¿lo harás Tú? Pido esto en el Nombre y Poder de mi Ascendido Jesús-Cristo en persona.»
Cuando había llegado a esa parte de mi oración, —«mira dentro del corazón del muchacho »— sus familiares no pudieron resistir el impulso —abrieron la puerta suavemente y se acercaron de puntillas al lado de la cama, y aún lloraban mientras yo oraba.
Cuando hube terminado mi Decreto, el muchacho miró hacia sus familiares, ya que él había recobrado su conciencia durante mi visita al recinto y escuchó un momento sus lamentos; luego, delicadamente tomó la mano de su madre y dijo, “No llores; estaré bien. ¿No oíste la oración? Pues, ¡voy a estar bien!”
Y él estuvo bien en muy poco tiempo.
De modo que una vez más cito las palabras de Juan 11:40 «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?»
 Milagros de Hoy”. Brother Bill.  

Seguidores

Archivo del blog